Despiertan todos sus sentidos en “Cena a Ciegas”

• En el estado de Guanajuato se llevan a cabo eventos, talleres y conferencias de inclusión en universidades, empresas e instituciones.
• A las personas con discapacidad visual, con ceguera o baja visión se les enseña a usar el bastón, el braille, la computadora, el celular y más herramientas con el propósito de que puedan incluirse en la vida cotidiana.
Silao, Guanajuato, a 09 de noviembre de 2019.
La cita fue en el restaurante Jardín de los Milagros de Guanajuato capital. 60 comensales no tenían idea de lo que probarían en la “Cena Ciegas”, evento que formó parte del 3er. Congreso Internacional de Turismo Inclusivo.
A las 7:00 de la noche del 07 de noviembre comenzó la experiencia. En la entrada del restaurante se les vendó los ojos a los participantes con el objetivo de que “despertarán” todos sus sentidos y ponerlos a prueba de sabores; pero sobretodo, hacerlos sensibles a las necesidades que las personas con discapacidad visual enfrentan todos los días.
La Secretaría de Turismo del estado de Guanajuato en conjunto con el Instituto Guanajuatense para Personas con Discapacidad (INGUDIS) hicieron posible este Congreso de Turismo Inclusivo que logró reunir el 07 y 08 de noviembre a 300 académicos, funcionarios, personas con discapacidad, estudiantes, empresarios y población en general en Parque Guanajuato Bicentenario.
“La Cena a Ciegas resultó un éxito. Los 60 participantes no sabían lo que probarían. Desde que llegaron al restaurante se les vendó los ojos, se les guio hasta su mesa, se les indicó la posición de los utensilios”, dijo Saúl Ponce Cabrera, rehabilitador visual en el Centro de Rehabilitación Visual del INGUDIS.
El sentido del gusto, olfato y tacto fueron los ‘protagonistas’ en la cena de 4 tiempos. En el primer tiempo se sirvió un sope de lechón; en el segundo, se probó una quesadilla líquida servida en una copa; el plato fuerte consistió en medallones de pollo bañados en mole guanajuatense; y de postre fue un mousse de chocolate abuelita con galleta oreo y fruto rojo.
Durante la hora y media que duró la cena, los meseros dieron indicaciones claras a los comensales para que ubicarán sus alimentos. El personal fue capacitado para ello.
Sentados en mesas redondas y sin saber qué persona estaba a su lado, los participantes hicieron un trabajo de descripción de rasgos; se preguntaban entre ellos cómo eran físicamente.
“Todos fueron muy pacientes, el ambiente que nos rodeaba era muy ameno, la música era relajante, y la atención del personal del restaurante fue excelente”, afirmó Ponce Cabrera.

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