* La exposición del fotógrafo mexicano permanecerá en el Museo Casa Diego Rivera hasta el 1 de septiembre.
Guanajuato, Gto., a 28 de junio de 2019.- Con un gran número de asistentes y amantes de la fotografía, fue inaugurada la exposición “Sin rumbo. Diarios de viaje” de Juan José Díaz Infante en el Museo Casa Diego Rivera.
A la apertura de la muestra acudieron: Adriana Camarena de Obeso, directora general del Instituto Estatal de la Cultura; el director de Museos de la institución, Arturo López Rodríguez; Gabriela Sánchez Villegas, directora del Museo Regional de la Alhóndiga de Granaditas y el director del Museo Casa Diego Rivera, Javier Sánchez Toledo.
Durante su mensaje, Camarena de Obeso comentó que, desde la semana pasada que se abrió la exposición de Jeannette Betancourt en el Museo Conde Rul, se ha iniciado una nueva propuesta para que el público de las exposiciones del Instituto Estatal de la Cultura tenga un acercamiento más sereno y reposado con éstas.
“Me da mucho gusto recibir en esta ocasión a Juan José Díaz Infante, un verdadero hombre del Renacimiento, con intereses que van desde la fotografía y la experimentación visual, hasta la ciencia y específicamente la ciencia aeroespacial”, dijo.
Juan José Díaz Infante es un artista transdisciplinario y gestor cultural, con amplio interés en la tecnología. “Sin rumbo. Diarios de viaje” es testimonio fotográfico de una de sus pasiones vitales: los viajes. En esta muestra se reúnen más de 100 imágenes captadas en una veintena de ubicaciones: desde la Amazonia hasta Egipto y desde Sri Lanka hasta Perú.
Díaz Infante es fotógrafo profesional desde 1982, cuando inició su carrera con el grupo Música de Cámara, haciendo conciertos fotográficos, por lo que es precursor de la fotografía experimental en nuestro país.
Juan Ángel Navarro, curador de la obra, menciona que es una muestra de fotografía impresa, una acción, es un experimento social, es un regreso a los básicos. “Esta serie de fotografías son unas tarjetas postales íntimas, trabajadas en sus sombras y sus luces, todas pertenecen a los viajes de Díaz Infante con su cámara.
La idea es encontrar un momento preciso, de luz o de color. Pero, que evitan ser una serie, son fragmentos sueltos que invitan a quedarse suspendidos donde estaban.
Los complementos de cada imagen están en la mente del que la está viendo. Una burbuja que se pasea por Central Park, un grafiti que insiste que existe en París, un vendedor de algodones de azúcar en China, una canoa que es una nave para viajar a Marte, donde cada foto es una historia, todo sin necesariamente un final. Una celebración de la fotografía por sí misma, una interfaz que se necesita para saber ver y cómo, saber ver, nos lleva a la posibilidad de tener compasión, un proceso urgente en nuestro momento histórico”.
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