Reconocen trabajo de maestras de Guanajuato

-Son asesoras de lengua y cultura, hablantes de hñähñu (otomí)

 

Las maestras Teodora de Santiago Sánchez y Fragancia de Santiago Sánchez son hablantes de hñähñu (otomí), asesoras de lengua y cultura en escuelas de Guanajuato; ellas fueron reconocidas por su trabajo y compromiso, por parte de la Dirección General de Educación Indígena a nivel nacional, tanto por sus aportaciones en la normalización de la lengua, como por su compromiso en beneficio de la educación de calidad.

Su trabajo se reflejó en el libro “Lo que nos queda en el corazón: Profesionales de la Educación Indígena”.

Las maestras De Santiago Sánchez comentan que los trabajos de normalización “permiten ponernos de acuerdo sobre las características de nuestra lengua: cómo escribirla, qué letras debemos utilizar, las reglas gramaticales que debemos observar”.

Pero esto que pudiera parecer sencillo, no lo es tanto.

“Por ejemplo, nosotras hablamos hñähñu y nos enfrentamos con el problema de las variantes dialectales; ellas tienen tantas peculiaridades que nos impiden llegar a acuerdos rápidos”, indicaron.

El hñähñu (otomí) que se habla en las distintas regiones de Guanajuato es diferente y lo mismo pasa con el que se utiliza en otros estados. Por esta causa el proceso de normalización está obligado a la lentitud que permite construir acuerdos que no agredan las distintas variables dialectales.

“Hasta el año 2000 todos escribíamos como queríamos, cada uno utilizaba las letras que mejor le parecían y hasta se inventaba reglas ortográficas. Sin embargo era necesario normar la escritura y por eso iniciamos un trabajo colegiado para tratar de determinar las grafías que debían utilizarse en el hñähñu”, señalaron.

“Nos enviaron a un asesor que nos empezó a guiar en nuestra labor. Así fuimos definiendo las reglas de uso a nivel variante: los rasgos de las palabras, la división silábica, los signos ortográficos y la manera como se crearían nuevas palabras. De esta forma construimos la primera propuesta para Guanajuato”, recordaron.

Normalizar el hñähñu no sólo implicaba aquellas labores, “pues nosotras también teníamos qué cambiar nuestras mentes, abrirlas a otras ideas. Durante mucho tiempo habíamos pensado que sólo el español podía escribirse, representarse y leerse como algo universal, y que el hñähñu estaba imposibilitado para llegar a esa dimensión. Sin embargo las cosas han cambiado por completo, hoy estamos convencidas de que el hñähñu puede y debe tener una escritura universal”.

Las maestras siguen escribiendo y enseñando mientras se normaliza la totalidad de la lengua. “Los avances nos han servido para muchas cosas. Ya tenemos estrategias didácticas y también hemos preparado antologías, letreros para la comunidad, apoyo en páginas de internet para municipios y cancioneros que difundimos entre las personas interesadas”.

Y comentan que “camino por delante todavía nos queda, pero paso a paso seguiremos avanzando”.