Guanajuato, Gto., a 10 de mayo de 2025.- El sonido de una videollamada que espera a que alguien se conecte no suele ser memorable, pero en los 11 centros penitenciarios del estado de Guanajuato este 10 de Mayo ese timbre digital marcó el comienzo de uno de los momentos más intensos y emotivos en lo que va del año para decenas de personas privadas de la libertad. No fue una conexión virtual más: se trató de la oportunidad de ver a quienes les dieron la vida. Rostros que reflejaban alegría, dolor, reproche, amor… y, sobre todo, esperanza.
El Sistema Penitenciario de Guanajuato organizó una jornada en la que hombres y mujeres que no tienen contacto frecuente con sus madres, algunos desde hace años, pudieron verlas, hablarles y llorar y reír con ellas a través de una pantalla. Una actividad en apariencia simple cobró una dimensión profundamente humana en el contexto del encierro, de la distancia, del Día de las Madres.
Además, a las mamás que tuvieron posibilidades de estar con sus hijos en este día se les permitió el acceso a los centros de reinserción social y se les obsequió una flor como un pequeño detalle en tan significativa fecha. Juntos pudieron jugar, abrazarse.
Y entonces, con una mirada, ocurre el reencuentro
En Acámbaro, donde se localiza uno de los penales participantes, un joven está de espaldas a la cámara que graba el momento, pero de frente a la pantalla donde aparece su mamá. Él arrastra la silla como queriendo acercarse a donde ella aparece. Inclina el cuerpo hacia adelante como intentando pronunciar alguna palabra. Y sólo balbucea.
Las pequeñas cosas tienen la capacidad de contener o desbordar universos propios, personales, llenos de significados: en otra sala, internos de rostro duro lanzan porras y le cantan las mañanitas a las mamás, algunos acompañados de guitarras. Ellas sonríen. Parecen olvidar por unos minutos en dónde están. Inmersos en algo que tiene sentido sólo para ellos, como si no hubiera ni paredes ni rejas ni distancia que les marquen una distancia física, no emocional.
En el Sistema Penitenciario de la Secretaría de Seguridad y Paz de Guanajuato que dirige Julio César Pérez Ramírez también se vieron escenas que no necesitan de títulos y tal vez ni siquiera de palabras: hijos con la cabeza baja, como pidiendo perdón, en silencio; una madre que repite “gracias, gracias” mientras se seca las lágrimas y saluda con la mano. Las emociones suelen ser así: crudas.
Regalos que construyen memoria y humanizan
Las videollamadas fueron posibles por una iniciativa coordinada para enlazar a familias de personas privadas de la libertad que no pueden recibir visitas físicas, ya sea por la distancia, por problemas económicos o por condiciones legales.
“Como bien refiere Juan Mauro González Martínez, Secretario de Seguridad y Paz, debemos atender las causas, humanizar las prisiones. Con esto atendemos y damos cumplimiento a los ejes de reinserción”, dijo Julio César Pérez Ramírez. El objetivo del Sistema Penitenciario parece simple, pero es vital: ayudar a que quienes están privados de la libertad no pierdan el vínculo madre-hijo, que permanezca incluso en contextos adversos.
La tecnología, tan asociada con el aislamiento, se transformó en una herramienta capaz de transmitir ternura, amor, cariño. Para muchas de las mamás que se conectaron para ver a sus hijos fue la primera vez que usaron una videollamada; para muchos de los hijos fue la primera vez en años que vieron el rostro de quien les dio la vida.
“Mi hijo nunca me había dicho que me quería”
Adolescentes del Centro de Internamiento Especializado para Adolescentes de León, Guanajuato, también celebraron el día de las Madres. La mamá de uno de ellos dijo: “hoy venía a visitar a mi hijo como un día normal y me encontré esta sorpresa. Me impactó recibir un mensaje donde me decía cuánto me quería; nunca antes me lo había dicho”.
Luis Felipe Razo Ángeles, Director General de Reintegración Social para Adolescentes, compartió con las mamás el esfuerzo de sus hijos por innovar una idea a través de la cual pudieran transmitirles el amor que sienten hacia ellas. Algunos eligieron una canción, otros una carta o un mensaje sencillo, pero de corazón.
Los adolescentes se mostraron entusiastas en todas las actividades en las que participaron, como cantos y cartas dedicadas a sus progenitoras, juegos colaborativos, entrega de mensajes simbólicos y dinámicas que permitieron la interacción madre-hijo.
Más allá de las rejas
El Día de las Madres, para quienes viven privados de su libertad, puede ser un recordatorio doloroso de lo que han perdido. Por eso, estas videollamadas no fueron solo un gesto logístico: fueron una oportunidad de consuelo, de sanación. Lo que ocurrió este 10 de Mayo en los penales de Guanajuato no fue una historia de tecnología, ni siquiera una historia de encierro.
Es también un testimonio del esfuerzo institucional por humanizar los sistemas penitenciarios, para no olvidar que incluso en los espacios más duros el vínculo entre madre e hijo puede resistir el silencio, la distancia… y sí, también los barrotes.