Con empatía y liderazgo, Luz Elena Corpus deja huella en la educación preescolar

San Miguel de Allende, Gto. 11 de febrero de 2025.- En San Miguel de Allende, la educación encuentra un rostro humano en Luz Elena Corpus Rangel, Supervisora de la Zona 52 de Educación Preescolar; líder que durante 37 años ha caminado junto a educadores, niñas, niños y familias, dejando una huella indeleble a través de su dedicación, compromiso y empatía.

Desde sus primeros pasos como docente, Luz Elena encontró en cada reto una oportunidad para marcar la diferencia y trascender lo académico, dejando huellas profundas en las vidas de quienes la rodean. Es una líder que no busca el reconocimiento, sino el cambio genuino, creyendo firmemente en que la educación tiene el poder de transformar realidades.

Era 1987 cuando Luz Elena comenzó su carrera en La Cuadrilla, una pequeña comunidad del municipio de San Miguel de Allende a la que se llegaba tras caminar 40 minutos. Aquella escuela, sin infraestructura adecuada ni mobiliario, era un lugar donde otros verían carencias, pero Luz Elena vio potencial. Con ventanas rotas y un aula prestada, transformó aquel espacio en un centro de aprendizaje lleno de entusiasmo y sueños.

“El lugar tal vez no era el mejor, pero los niños sí, las madres de familia sí y la comunidad también”, menciona al recordar que sus primeros días se llenaron de desafíos, pero también de una energía inigualable que la impulsó a superar cualquier obstáculo. Las madres de familia, con su apoyo constante, y los niños y niñas, con su alegría diaria, reafirmaron en ella una vocación que se convertiría en el eje de su vida.

Gracias a su esfuerzo y a la colaboración comunitaria, lograron que se donara un terreno para construir un jardín de niños. Aunque Luz Elena dejó La Cuadrilla al año siguiente, aquel proyecto en construcción fue el inicio de un legado que sigue vivo en la zona que lidera.

A lo largo de su carrera, Luz Elena entendió que la clave del liderazgo radica en conectar con las personas. Como Asesora Técnico Pedagógico, trabajó hombro a hombro con educadoras, escuchando sus inquietudes y brindándoles herramientas para mejorar sus prácticas; este compromiso la llevó a asumir la supervisión de la Zona Escolar 52 en 2007, donde comenzó una nueva etapa llena de aprendizajes y desafíos.

“Una supervisora debe brindar seguridad y ser empática”, explica. En su labor, se ha dedicado a conocer a cada docente, entendiendo sus historias y contextos. Recuerda con especial cariño a una joven recién egresada que, tras un periodo de incertidumbre, le dijo: “Gracias a usted, sentí que podía enfrentar cualquier reto”. Estas palabras, para Luz Elena, son el verdadero motor de su trabajo.

El impacto de su liderazgo se refleja en iniciativas como talleres de formación docente y proyectos colaborativos que han transformado la dinámica escolar; y, sin duda, su enfoque inclusivo ha permitido que cada docente encuentre en ella una guía y una aliada, consolidando comunidades de aprendizaje que inspiran.

En la Zona Escolar 52, los resultados de este esfuerzo son evidentes, ya que recientemente, 37 docentes fueron reconocidas por sus prácticas educativas destacadas, un logro colectivo que habla del compromiso y trabajo en equipo promovido por la supervisora Luz Elena. “Cada reconocimiento es un reflejo del esfuerzo compartido y de la pasión por nuestra labor”, comenta orgullosa.

Luz Elena cree firmemente en el poder del ejemplo y comparte que cada visita a las escuelas bajo su supervisión es una oportunidad para escuchar y aprender. “Las maestras necesitan saber que no están solas, que cuentan con alguien que las apoya en todo momento”, afirma. Esta cercanía ha permitido crear un ambiente de confianza y colaboración, donde los desafíos se enfrentan unidos.

Una de las historias que más la define es la gestión incansable para dotar a una escuela de agua potable, un aula de usos múltiples y un techo para el patio. “No me dejo vencer por un no”, asegura, y este espíritu resiliente ha contagiado a su equipo de trabajo, quienes han encontrado en ella un ejemplo de determinación y liderazgo.

En sus 17 años como supervisora, Luz Elena ha construido un legado que trasciende los números y las estadísticas. Cada logro, desde mejorar las prácticas docentes hasta fortalecer la colaboración entre comunidades, refleja su amor profundo por la educación, “estoy enamorada de mi labor. La vida me ha permitido hacer lo que amo, y eso es un regalo”, concluye emocionada.

La historia de la supervisora Luz Elena Corpus Rangel es un recordatorio poderoso de que la educación es mucho más que un proceso académico; es un acto de amor, compromiso y transformación. Su liderazgo inspira a seguir construyendo un futuro donde cada pequeño estudiante, docente y comunidad tenga la oportunidad de soñar y crecer.

Conoce su testimonio en el siguiente enlace: https://fb.watch/xG9hA8zlzk/

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