Guanajuato, Gto., a 21 de enero de 2019.- En el Instituto Estatal de la Cultura reconocemos la importancia de homenajear a las prestigiadas plumas que han nacido en la entidad, por ello y con gusto nos unimos a la conmemoración del 91 aniversario del natalicio del escritor Jorge Ibargüengoitia.

A noventa y un años de distancia, el Instituto Estatal de la Cultura bajo la iniciativa de un grupo de jóvenes escritores, conmemora el natalicio de este escritor de difícil trato por su humor cáustico pero a la vez entrañable, en un sencillo homenaje que tendrá lugar en la Biblioteca del Museo Palacio de los Poderes, el miércoles 23 de enero de 2019, a las 18:00 horas. La entrada es gratuita.

Jorge Ibargüengoitia Antillón nació el 22 de enero de 1928 en la notable ciudad minera Real Santa Fe de Guanajuato. Hijo del matrimonio conformado por Alejandro Ibargüengoitia Cumming y María de la Luz Antillón, quién era nieta del general Florencio Antillón, de aquí el reconocimiento que el pueblo guanajuatense tuvo con la familia y por supuesto con el escritor.

“Mi padre y mi madre duraron veinte años de novios y dos de casados. Cuando mi padre murió yo tenía 8 meses y no lo recuerdo. Por las fotos deduzco que de él heredé las ojeras. Ya adulto encontré una carta suya que yo podría haber escrito”.

Tras la muerte de su padre, su madre y él se establecieron con la familia materna. Tres años más tarde, se mudaron al Distrito Federal.

De su formación se sabe que estudió en la primaria en el Colegio México, de la orden religiosa de los Hermanos Maristas y la escuela preparatoria en el Colegio Francés Morelos.
Con relación a su juventud, es de ponderarse su ingreso a la organización de los boy scouts en 1942, donde conoció al pintor Manuel Felguérez y con quién hico un viaje para asistir a la reunión anual de los scouts, celebrada en Francia en 1947.

Luego de tres años en la Facultad de Ingeniería de la UNAM, Ibargüengoitia abandonó la carrera y se fue al rancho de su familia en Guanajuato, donde permaneció tres años. Conoció a Salvador Novo cuando el dramaturgo trabajaba en el Teatro Juárez en la puesta en escena de Rosalba y Los Llaveros, de Emilio Carballido.

Fue tal la trascendencia de ese encuentro que, tres meses después de haber asistido a la función, Ibargüengoitia se inscribió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En 1953, al final del tercer año del curso, escribió Susana y los jóvenes, una comedia en tres actos de ambiente estudiantil estrenada en 1954. En diez años como dramaturgo, Ibargüengoitia logró escribir trece obras de teatro y cuatro piezas para niños, además de ganar varios premios internacionales y nacionales y becas.

De marzo de 1961 a 1964 ejerció la crítica teatral para la Revista de la Universidad, entregó un total de treinta y una colaboraciones. Género que también abandonó.

En 1965 su vida sentimental experimentó un importante cambio por el encuentro con Joy Laville, pintora inglesa radicada en México, con quien entabló una amistad tan importante que devino en compromiso de pareja.

Dos años después salió a la luz La Ley de Herodes, primera recopilación de sus relatos, reelaborados para dicha versión. En 1969 el director del Excélsior, Julio Scherer, le pidió su colaboración en artículos de opinión, que publicó hasta 1976.

En 1974 viajó a Buenos Aires junto con otros artistas e intelectuales, para acompañar al entonces presidente mexicano Luis Echeverría. Ese año escribió la novela Estas ruinas que ves, que recibió en 1975 el Premio Internacional de Novela México.

El escritor fue invitado a un Encuentro de Escritores en Bogotá y abordó el vuelo 11 de Avianca, en un Boeing 747 que se estrelló cerca del Aeropuerto de Madrid-Barajas, en Mejorada del Campo, el 27 de noviembre de 1983.

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