Acámbaro, Gto. 20 de septiembre de 2024.– A los cinco años, Juana Cruz ya cursaba primero de primaria en su natal Acámbaro; en la escuela” Ignacio Ramírez”, una etapa que disfrutó mucho, aun con algunas dificultades, pues compartió que es la hermana mayor de 5 hermanos, e hija de una familia donde en ocasiones el dinero no era suficiente.
Hoy tiene 64 años, de los cuales 42 los ha vivido como profesora de educación primaria en escuelas de su municipio, en donde ha destacado por su compromiso laboral y a través de proyectos que impactan de forma directa en un desarrollo educativo integral.
Juana Cruz Pichardo ha encontrado respaldo en la práctica docente y las facilidades para generar una sinergia de aprendizaje en su zona escolar.
“Soy hija de un padre albañil y una madre ama de casa, aunque hubo dificultades mis padres siempre se esforzaron para apoyarnos a mí y a mis hermanos en nuestra formación educativa”, refiere la maestra.
Juana Cruz Pichardo es egresada de la Escuela Normal Primaria Acámbaro (ENPA), antes situada en donde actualmente es la Escuela Primaria Ávila Camacho
Decidió estudiar en esta institución porque, desde pequeña sabía que quería ser profesionista, además de un ejemplo para sus hermanos, “La Escuela Normal, creó que forja al maestro con un carácter de servicio, para ir a las comunidades, a los municipios y a los lugares más alejados, no solo a dar clases, sino a ayudar y ser parte de la comunidad”, expuso.
Al terminar sus estudios, recibió la oportunidad de trabajar en el municipio de Salvatierra, en la comunidad de El Sabino, un 1° de octubre de 1982, para luego trabajar en 2 comunidades más, pero ya en su municipio, “aunque comencé impartiendo clases a niñas y niños de primer grado, he tenido la oportunidad de estar en todos”, aseguró.
Es en el año de 1992 cuando llega a la Escuela Primaria Francisco I. Madero, ubicada en la cabecera municipal de Acámbaro, donde actualmente se encuentra y es el próximo lunes 30 septiembre que impartirá su última clase a sus alumnos de quinto grado, debido a su prejubilación.
Además de ser docente frente a grupo, su preparación constante y desempeño académico le han dado a la maestra Juanita, como muchos la conocen, la fortuna de desarrollar diferentes experiencias de aprendizaje para sus alumnas y alumnos, pues con el pasar de los años los modelos educativos van evolucionando.
Quienes la conocen, saben que la maestra Juanita no descansa, que siempre está proponiendo actividades enriquecedoras para los estudiantes y que, desde su primer día en las aulas, sus ganas de fortalecer la educación en su comunidad han ido en ascenso.
“Todos los maestros que estamos enamorados de nuestra profesión tratamos de darle un mejor sentido a la educación y el sentido real es que nos ayuda a resolver la vida, por otro lado, después de mis años de servicio ya quiero darles espacio a las nuevas generaciones, con ideas y una visión fresca, es una de las razones por la cual me retiro”, aseguró la maestra Juanita.
“Los profesores que conocemos las necesidades de nuestros alumnos confiamos en que los nuevos modelos educativos verdaderamente transformarán la práctica docente, ya que dejan un impacto en nuestros alumnos al ser más lúdicos y creativos” mencionó.
“Mis mejores historias son todas y cada una con mis niños en los salones de clases, ellos son mi inspiración, todo el amor que le tengo a mi profesión en la práctica docente”.
“Ahora veo hombres y mujeres de bien, que también son profesionistas, fueron mis alumnas y alumnos, además ya con hijos, a los cuales también les he impartido clases, eso es mi mayor orgullo y lo que me llena de grandes satisfacciones”, agregó la maestra.
Por otro lado, compartió “cuento con mi mayor motor, que es mi familia: tengo 5 hijos todos profesionistas, una Licenciada, un Ingeniero, un Sacerdote, una Enfermera y un Fisioterapeuta, todos trabajan y son muy responsables, además, un esposo maravilloso que me apoya en todo y es un excelente compañero de vida, concluyó, la querida maestra Juanita.
León, Gto. 28 de diciembre de 2023.- No queda más que agradecer y reconocer al Profesor Andrés Balcázar Díaz, quien, tras 60 años de servicio, se jubila para disfrutar después de tantos años de servicio a la comunidad educativa.
El maestro Andrés es originario de la ciudad de Moroleón, Guanajuato, lugar donde realizó sus estudios de Preescolar y Educación Primaria. La Educación Secundaria y Normal Primaria las cursó en la Escuela Normal “Lic. Gabriel Ramos Millán” de la ciudad de Celaya. Terminada la enseñanza normal, su inquietud y deseos de superación lo llevaron a realizar estudios de Licenciatura en Educación Cívica en la Ciudad de Jalapa, Veracruz y, posteriormente, de 1977 a 1980 estudio y obtuvo el grado de Maestría en Historia Universal y de México en la Escuela Normal superior de la ciudad de México.
El Profe Andrés, como le llaman con cariño, inició como maestro el día 1° de marzo de 1964, fecha en que fue comisionado para fundar una escuela en la ranchería denominada “El Carmen” del municipio de Victoria, Guanajuato. Durante ese ciclo, como ocurre en toda escuela unitaria, atendió alumnos de 1° a 6° grado. Al siguiente ciclo escolar (1965) se le comisiona en la Escuela “Miguel Hidalgo” del poblado denominado Pozos, del municipio de San Luis de la Paz, donde fungió como director comisionado.
Al iniciar el ciclo escolar 1966 se le asignó a la escuela “Leona Vicario” de la cabecera municipal de San Luis de La Paz como docente del 6° grado. En ese mismo año, al darse cuenta de que en la población no existía ninguna escuela secundaria oficial, invitó y logró la buena disposición de otros jóvenes maestros, para fundar una secundaria por cooperación, a la que registraron con el nombre de “Escuela Secundaria del Magisterio”, misma que con posterioridad logró su registro oficial y que, hasta el día de hoy, funciona en el mencionado municipio.
Fue, precisamente, el día 20 de enero de 1968 cuando fue designado a la escuela primaria “Valentín Gómez Farías”, que funciona en la colonia Los Olivos de esta ciudad. En esta institución laboró como docente hasta 1971, año en que fue ascendido a director de una escuela primaria y, no habiendo escuela donde desempeñar su puesto, procedió a fundar la escuela “Venustiano Carranza” en la colonia La Piscina. Un año más tarde, y para poder dar atención a la demanda, fundo en la misma colonia la escuela vespertina “José María Luis Mora”.
En 1975, el Maestro Alcaraz asumió la dirección de la escuela “J. Jesús Mayagoitia Jaime” que funciona en la colonia Plaza de Toros, y se inició como docente de enseñanza secundaria en la Escuela federal para Trabajadores, donde permaneció hasta 1978, año en que le correspondió ser partícipe de la fundación de la Escuela Secundaria Federal Núm. 4. Dos años más tarde (1980) fue ascendido a Supervisor de Zona de Educación Primaria, y le correspondió fundar la actual Zona 103, adscrita al Sector para el que actualmente labora.
Como supervisor de la Zona tuvo la gran oportunidad de servir a la educación leonesa fundando las escuelas: “Diego Rivera”, “Vicente Guerrero”, “Juventino Rosas” y “José S. Benítez, que hasta hoy funcionan para beneficio de la niñez, adscritas a esa zona escolar que, por fortuna, le correspondió fundar.
En 1991, la Secretaría de Educación Pública lo ascendió a jefe de Sector de Educación Primaria, y le asignó el Sector No. 2. El Sector está integrado por 8 Supervisiones Escolares, a las que están adscritas 143 escuelas y sus funciones implican coordinar, acompañar, orientar, asesorar y, en su caso, monitorear el desempeño de funciones de los Supervisores, los directores escolares, los ATP´s, los docentes y el personal de apoyo y asistencia a la educación.
Animar, incentivar, entusiasmar e impulsar a todo el personal hacia la mejora constante es su compromiso y responsabilidad cotidiana a cumplir.
En el desempeño de estas funciones, un reto importante que enfrentó fue el lograr que todos los Supervisores Escolares ejercieran su liderazgo pedagógico y asesoraran personalmente a directivos y docentes a su cargo, función que logró como líder pedagógico al mantenerse cotidianamente cerca de las escuelas para orientar, acompañar y asesorar al personal a su cargo.
Actualmente, comparte su vida al lado de su esposa Ligia Evangelina del Socorro Alpuche Sánchez, maestra también como él. Sus hijos, todos profesionistas, son Andrés el mayor, Licenciado en Educación; María Guadalupe, Licenciada en Educación Preescolar; Eugenia del Socorro, Licenciada en Derecho, y Sandra y Ligia Valentina, ambas son Contadoras Públicas.
Cuando se le ha preguntado cómo se ha sentido a lo largo de tantos años en el desempeño de su vida magisterial, ha manifestado:
“Mi vida magisterial ha sido una extraordinaria y gratificante aventura, en la que solo ha recibido atención, respeto y consideración de todas las personas con las que he interactuado y, día a día, me complace el saludo de personas que hoy ejercen las más diferentes profesiones, además del saludo y agradecimiento de madres y padres de familia y alumnos a los que, merced a esta bella profesión, he tenido la gran oportunidad y privilegio de servir”.