200 aniversario

Tratados de Córdoba

Los Tratados de Córdoba firmados el día 24 de agosto de 1821 por el Jefe Superior de la Nueva España Juan O’Donjú y Agustín de Iturbide comandante del Ejército Trigarante, ratificaron lo planteado en el Plan de Iguala, es decir, “se reconocieron los territorios que pertenecieron anteriormente a la monarquía y se instauró una nación soberana e independiente como Imperio Mexicano”.

464 años de Guanajuato Capital

Guanajuato Capital celebra 464 años de la llegada de la imagen de Nuestra Señora de Guanajuato, así lo explica el Cronista de la Ciudad, Dr. Eduardo Vidaurri Aréchiga.

San Ignacio de Loyola

La tradicional fiesta de San Ignacio de Loyola, el día de la Cueva, se celebra en la ciudad de Guanajuato dede hace más de 400 años y esto debido a que fue Guanajuato la primera población en el orbe que designó a Ignacio de Loyola como su santo patrono protector.

Agustín de Iturbide en Guanajuato

Bicentenario de la Consumación de la Independencia Nacional

Una charla sobre algunas de las actividades desarrolladas por Agustín de Iturbide en la intendencia de Guanajuato durante la guerra de Independencia

FL Noticias con Carlos Olvera

¿Sabes cuál fue el papel de las mujeres en la gesta de Independencia?

Eduardo Vidaurri Aréchiga

Cronista de Guanajuato Capital

No solo ahora, sino en cada momento decisivo en la historia del país y del estado, ??las mujeres han jugado un papel fundamental, aunque poco reconocido; aquí el cronista de Guanajuato capital Eduardo Vidaurri revela momentos clave, ? que tuvo la participación de las mujeres en el movimiento de la Independencia Nacional.

Mujeres en la Independencia 2

José Eduardo Vidaurri Aréchiga

Cronista municipal de Guanajuato

En esta segunda entrega continuamos con el reconocimiento de la histórica participación de las mujeres en todos los procesos de la historia y de manera específica en la construcción de nuestra nación independiente.

Recordamos en la primera entrega las difíciles condiciones que enfrentaba la mujer en la época colonial para acceder a las mismas oportunidades que los hombres. La mujer estaba sujeta a una serie de restricciones y condenadas, casi todas, a dedicarse a las labores del hogar y a cumplir con los mandatos de la religión.

A pesar de ello, el destacado papel que jugaron durante el proceso de la independencia nacional debe ser formalmente reconocido. Su arrojo y valentía las llevó a desempeñarse como mensajeras mediante un sofisticado sistema que fue capaz de evadir a las duras medidas de control y revisión que impuso el ejército realista.

Ellas también fueron un importante soporte en el campo de batalla, auxiliando a los heridos, proveyéndoles de alimentos y agua, desarrollando labores de inteligencia y combatiendo al lado de los hombres y haciendo prácticamente todo lo posible y necesario por obtener la independencia nacional.

Recordamos el papel de Josefa Ortiz de Domínguez como una activa participante en las tertulias conspiratorias y como la pieza clave que mandó el aviso de que la conspiración había sido descubierta, fue la llama que encendió la antorcha de la libertad.

Nos referimos también a la valiente luchadora Gertrudis Bocanegra que desarrolló acciones de inteligencia a través de la sociedad secreta de Los Guadalupes, a Mariana Rodríguez del Toro como la impulsora de Conspiración del año 11, a María Petra Teruel de Velazco que ofreció socorro y apoyo financiero a los insurgentes y a Leona Vicario, luchadora y periodista que supo defender con heroísmo el papel de las mujeres en la guerra ante la desacreditación que pretendían algunos personajes.

Rita Pérez, la esposa del guerrillero del Bajío y de los Altos de Jalisco Pedro Moreno, enfrentó la terrible realidad de la guerra. Su hija María Guadalupe fue hecha prisionera por un jefe realista, vio morir a su hijo Luis, el 10 de marzo de 1817, mientras enfrentaba a los realistas. Rita Pérez de Moreno, embarazada, fue hecha prisionera junto con sus pequeños hijos en agosto de 1817, estuvo presa en León y en Silao donde su pequeña hija Prudencia, de un año un mes, muere de hambre y luego muere también su hijo Severiano, de dos años y medio, victima de maltratos y, en octubre de 1817 recibió la noticia de que los realistas habían matado a su esposo.

Rita Pérez de Moreno fue liberada en 1819 por instrucciones del virrey Juan Ruiz de Apodaca, fue despojada de sus bienes y regreso a Lagos en donde falleció el 27 de agosto de 1861 a la edad de 82 años. Rita Pérez de Moreno se encargaba de cocinar y de curar a los insurgentes y fue también, administradora del movimiento.

María Josefa Marmolejo García fue una mujer indígena de León que contrajo matrimonio con Ignacio Aldama, un destacado abogado. Desde el inicio de la lucha insurgente ella y su esposo se mostraron afines a la causa. Ella junto con las hermanas del cura Hidalgo y otras mujeres buscaron protección en el convento de la Concepción en San Miguel el Grande y hasta ahí recibieron las recriminaciones de Manuel Flon quien les exigió información sobre el paradero de los caudillos.

María Josefa Marmolejo García animó a los insurgentes cuando fueron derrotados en Aculco, en noviembre de 1810, a no deponer las armas y a mantenerse en pie de lucha, desafortunadamente existen pocos datos de esta mujer.

Manuela Medina tuvo como escenario de sus acciones en pro de la causa insurgente la región de Taxco, ella contó con su propia compañía de 60 soldados y luchó al lado de José María Morelos y Pavón en Oaxaca y Acapulco. La Suprema Junta Nacional Americana o Junta de de Zitácuaro la nombró capitana, ganó siete batallas y se cuenta que Morelos llegó a expresarse así de ella: “…Ojalá que la décima parte de los americanos tuvieran el mismo sentimiento, ya habríamos ganado la guerra…”

Manuela Medina, de origen indígena, encontró en el movimiento insurgente la posibilidad de reclamar las injusticias cometidas contra los pueblos sometidos a rudos trabajos y malos tratos. Murió de 42 años en Texcoco por complicaciones provocadas por unas heridas de lanza durante a guerra en marzo de 1822 en condiciones de miseria y sin reconocimiento por su participación en la lucha insurgente.

Juana Guadalupe Arcos Barragán fue una de esas mujeres que luchó a la par de los hombres por nuestra libertad. Se incorporó a la insurgencia luego de que mataron a su familia, ella organizó a un grupo de campesinos y se unió a José María Morelos y Pavón. Su comportamiento heroico le permitió avisar de la proximidad de las tropas realistas en el sitio de Cuautla; luego de la muerte de Morelos continuó en pie de lucha por algún tiempo.

Antonia Nava de Catalán “La Generala” luchó al lado de Nicolás Bravo y de José María Morelos, destacó por su arrojo y valentía, por avituallar a las tropas y curando a los heridos. Siempre se mantuvo en pie de lucha al lado de su esposo el capitán Nicolás Catalán.

Antonia Nava estuvo presente en Iguala cuando Agustín de Iturbide presentó el plan de las tres garantías el 24 de febrero de 1821. Ella y su esposo sobrevivieron a la guerra de independencia.

Altagracia Mercado, la heroína de Huichapan en el actual estado de Hidalgo. Ella conformó su propia compañía y financió con sus recursos las armas y el sustento del grupo.

Se mantuvo en pie de lucha hasta 1819 cuando fue derrotada, por su valentía se ganó el respeto del comandante español que ordenó fusilar a todos los hombres del regimiento de Altagracia, pero expresó: “A ella no, mujeres como ella no deben morir”.

María Tomasa Esteves se unió a la insurgencia luego de la muerte de su marido a manos del ejército realista. Destacó por su labor atendiendo a los enfermos y desarrolló labores de inteligencia en beneficio de la causa independentista.

Combatió mano a mano con los líderes de la guerrilla insurgente en el Bajío: Andrés Delgado, Albino García y el cura Rafael Garcillita. Fue capturada y murió fusilada por los realistas el 9 de agosto de 1814.

En Pénjamo, en 1814, fueron arrestadas unas 300 mujeres acusadas de sedición y de colaborar en favor de la causa insurgente en un episodio de causó fuerte impacto y disgusto. Entre ellas Manuela Suasto, Petra Arellano, María Bribiesca, Francisca Uribe, Luisa Lozano, Casilda Rico, María Regina Barrón.

La mayoría de esas mujeres habían ofrecido socorro a los enfermos en improvisados campamentos, transmitían mensajes, traficaban armas, les ofrecían agua a los insurgentes o los apoyaban emocionalmente.

María Ignacia, la güera, Rodríguez de Velazco fue una controvertida mujer criolla que impulsó el proyecto independentista desde su inicio, se dice que proporcionó recursos económicos a Miguel Hidalgo y que al final de la guerra impulsó el proyecto trigarante de Agustín de Iturbide con el que se alcanzó la Independencia Nacional en septiembre de 1821.

Ellas son también algunas de las mujeres fundadoras de nuestra patria mexicana y, este, es un sencillo reconocimiento a su valiente labor. Continuará.

Relación de imágenes

1.- Leona Vicario mostrando un manuscrito que dice “Que vivan mis hermanos insurgentes Leona Vicario” detalle del mural Retablo de la Independencia de Juan O´Gorman en el Museo Nacional de Historia.

2.- Josefa Ortiz de Domínguez (1807) Óleo sobre tela. Anónimo, Museo Nacional de Historia

3.- Rita Pérez de Moreno. Imagen tomada de internet.

4.- Manuela Medina. Imagen tomada de internet.

5.- Dos mujeres y un insurgente junto a un cañón de los que se utilizaron en la guerra de Independencia. Obra de Theubeth de Beauchamp.

6.- Detalle del mural Retablo de la Independencia de Juan O´Gorman en el Museo Nacional de Historia.

MUJERES EN LA INDEPENDENCIA 1

Por José Eduardo Vidaurri Aréchiga

El reconocimiento de la histórica participación de las mujeres en los acontecimientos más trascendentales de nuestra nación, como la Independencia Nacional, no ha sido una constante, quizá porque la mayoría de las veces se les ha invisibilizado como parte de un mecanismo cultural de los escritores de la historia patria que han centrado su atención en el papel de los principales caudillos de la gesta insurgente.

Me parece relevante en esta ocasión, reconocer el importante papel que desempeñaron las mujeres en todas las etapas de la lucha por la Independencia Nacional: el inicio, la guerra de guerrillas y la consumación que, en este 2021, celebramos su 200 aniversario.

Las mujeres desarrollaron acciones de primera importancia para sostener la lucha por la independencia. Participaron de manera eficiente en las conspiraciones, generaron hábiles estrategias para servir como “correos” entre los simpatizantes de la independencia, diseñaron estrategias para el soporte y financiamiento de la causa, proporcionaron recursos para financiar la guerra, se desempeñaron como enfermeras, como cocineras y en no pocos casos fueron también combatientes que destacaron por su valentía y arrojo.

Adicionalmente, las mujeres estuvieron al lado de sus esposos, hijos y familiares dándoles aliento para proseguir en la lucha y, a cambio de ello recibieron malos tratos y humillaciones, desprecios e infamias y, así, han permanecido en el olvido de la mayoría de las páginas de la historia nacional que las ha tratado con indiferencia.

La vida de las mujeres en la época colonial y durante la Independencia no fue fácil, estaba llena de restricciones, la atención de las labores del hogar y el cumplimiento de sus obligaciones religiosas marcaban los límites de sus actividades. Pocas eran las mujeres que tenían oportunidad de destacar porque, aunque pudiesen acudir a la escuela, la lectura se orientaba a los temas religiosos. Más compleja era aún la vida de las mujeres pobres que adicionalmente tenían que observar mayor obediencia para evitar más discriminación. Haremos enseguida referencia a algunas de las mujeres que, a pesar de las dificultades de la época y de las circunstancias de la guerra, destacaron por sus acciones en favor de la libertad de la Nación.

Josefa Ortiz de Domínguez. Sin duda el inicio del movimiento de independencia, en la madrugada del 16 de septiembre de 1810, no hubiese sido posible sin la oportuna intervención de doña Josefa Ortiz de Domínguez que, a pesar de estar recluida en una recamara, logró darle la instrucción a Ignacio Pérez que tuvo que robar un caballo para dirigirse hasta San Miguel el Grande y notificarles a los militares criollos que estaban en la conspiración que habían sido descubiertos. Así pues, en medio de la incertidumbre, la traición y la denuncia, pero gracias a la audacia de doña Josefa el movimiento pudo iniciar.

Josefa Ortiz de Domínguez. Imagen tomada de internet. Créditos a quien corresponda.

Su destino fue la prisión en el Convento de Santa Teresa la Antigua de la Ciudad de México primero y, el de Santa Catalina de Siena, después. Cuando se consumó la Independencia se negoció su liberación, pero siempre rechazó cualquier tipo de recompensa por su contribución. Murió, a los 61 años, el 2 de marzo de 1829 en condiciones de pobreza.

Con todo, doña Josefa es afortunada porque ha sido tratada como heroína de la libertad nacional, aunque hay algunos casos en los que esto no ha ocurrido. Es verdad también que no hay mucha información al respecto de la participación de la mujer, salvo casos extraordinarios en los que se conocen algunos datos, en la mayoría solo se sabe del apodo o del apellido de las mujeres insurgentes. Veamos algunos ejemplos

Gertrudis Bocanegra, una mujer que nació el 11 de abril de 1765 en Pátzcuaro en el seno de una familia acomodada, con conocimiento del francés y del purépecha, fue apasionada por la lectura de las ideas de Voltaire y Rousseau, leía todos los libros que llegaban a su casa. Cultivó buena amistad con don Miguel Hidalgo y Costilla y desarrolló una gran simpatía por el movimiento insurgente.

Gertrudis Bocanegra representada en el mural de la Biblioteca que lleva su nombre. Imagen tomada de internet.

Gertrudis Bocanegra sirvió como agente de los insurgentes dentro de la sociedad secreta de Los Guadalupes, una organización que distribuía información y mensajes y que además buscaba mecanismos de financiamiento de la causa insurgente. Su esposo Pedro Advíndula y su hijo, que luchaban en las tropas de Miguel Hidalgo, murieron en la batalla del Puente de Calderón en 1811. Entonces de manera decidida organizó su red de informantes en Pátzcuaro. Luego fue denunciada, arrestada, procesada y torturada para finalmente morir fusilada en la plaza de San Agustín en Pátzcuaro el 11 de octubre de 1817, luego de servir a la causa insurgente por siete años.

Mariana Rodríguez del Toro, esposa de Manuel Lazarín, fue una de las promotoras de la denominada conspiración del año de 11, el lunes Santo de 1811. La referida conspiración se inició cuando doña Mariana y su esposo se encontraban en su casa, en el centro histórico de la Ciudad de México, celebrando una amena tertulia, de pronto se escucharon algunos disparos acompañados del repicar de las campanas de catedral. Las autoridades de la Nueva España celebraban con estruendosa algarabía el arresto de Miguel Hidalgo y Costilla, los asistentes a la reunión hicieron gestos de aflicción.

Mariana Rodríguez del Toro. Imagen tomada de internet

Fue entonces cuando Mariana Rodríguez del Toro expresó a viva voz:

¿Qué sucede señores? ¿No hay hombres en América aparte de los generales que han caído prisioneros?, ¡Liberemos a los prisioneros, tomemos al virrey, ahorquémoslo¡. Los participantes en la reunión definieron entonces un plan para sorprender y arrestar al virrey que era, entonces, Francisco Xavier Venegas.

El Plan establecía que luego de arrestarlo lo entregarían a la Suprema Junta Gubernativa de América que encabezaba Ignacio López Rayón para que lo usara como rehén y pudiera negociar la independencia de la Nueva España. Doña Mariana y su esposo fueron delatados por José María Gallardo y en consecuencia arrestados, permaneciendo presos hasta 1820, a ella no la fusilaron porque argumentó estar en cinta y, aun presa, ultrajada y enferma, se dedicó a promover la causa insurgente. Debemos destacar la audacia y el valor de Mariana Rodríguez del Toro que murió en 1821.  

María Petra Teruel de Velasco. Pocos datos tenemos de esta mujer que se dedicó a apoyar al movimiento insurgente con una estrategia pode demás hábil. Ella era esposa de un regidor realista que poseía haciendas azucareras. Proporcionó apoyo a los excombatientes de la independencia y siempre procuraba tener noticias de los insurgentes que habían sido arrestados para socorrerlos, al grado que llegó a empeñar sus joyas para contar son recursos financieros para continuar su noble causa.

Fue amiga de Leona Vicario, aunque no corrió con la misma suerte del reconocimiento a su labor, en la mayor parte de las referencias que localizamos sobre ella se le denomina “el hada protectora de los insurgentes”, Se sabe que ayudó especialmente en la última etapa de la lucha a Vicente Guerrero y a Guadalupe Victoria.

Leona Vicario. Su actuación fue decisiva para la consumación de la Independencia Nacional. Ella nació el 10 de abril de 1789 en el seno de una familia criolla con solvencia económica y recibió una esmerada educación que le permitió formarse un espíritu crítico.  Siendo joven quedó huérfana convirtiéndose en heredera de una importante fortuna.

En 1808 Leona observó los momentos críticos de la monarquía española cuando Napoleón Bonaparte invadía España y el virrey José de Iturrigaray era depuesto por la fracción peninsular del Ayuntamiento de México. Cuando comenzó la lucha por la independencia Leona se sumó a la sociedad secreta de los Guadalupes y se convirtió así en informante y mecenas de la lucha insurgente. Leona era la líder de una red de mensajería y fue denunciada por conspirar contra el reino.

Leona Vicario. Pintura. Mediateca del INAH.

Leona se unió con Andrés Quintana Roo y juntos apoyaron a José María Morelos. Cuando se logró la consumación de la Independencia, Leona desapareció de la escena pública aunque reapareció con una carta publicada en El Federalista Mexicano el 2 de abril de 1832,  que dirigió a Lucas Alamán  en donde respondió a las acusaciones de heroísmo romancesco que le señalaba diciéndole:

Confiese usted, señor Alamán, que no solo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres: que ellas son capaces de todos los entusiasmos y que los deseos de la gloria y de la libertad de la patria, no les son unos sentimientos extraños”.  Leona Vicario murió el 21 de agosto de 1842 a la edad de 53 años.

“La Coronación de Agustín de Iturbide”

Audio La Hora Nacional

Archivo General Congreso Guanajuato

Guanajuato en la Hora Nacional

“La Coronación de Agustín de Iturbide”. Diego Saúl Torres Solano. Coordinación de Historia y MCL.