León, Gto., a 7 de septiembre de 2021.- Guanajuato cuenta con 192 bibliotecas públicas repartidas en sus 46 municipios y todas realizan una invaluable labor, pero entre todas ellas hay una en especial que, además de ser la más grande, cumple una función simbólica al sintetizar los ideales de lo que deben ser un recinto de este tipo en el siglo XXI: la Biblioteca Central Estatal Wigberto Jiménez Moreno
Inaugurada el 7 de septiembre de 2006, la Biblioteca Central Estatal fue uno de los primeros componentes del Forum Cultural Guanajuato, el más moderno complejo dedicado a las artes en la entidad y que abrió una nueva forma de experimentar y vivir los espacios culturales.
La sintonía de la Biblioteca con la vanguardia se percibe de inmediato en su forma, pero más profundamente en su contenido. El edificio de tres plantas y casi 7 mil metros cuadrados de superficie, es el único diseñado por el autor del plan maestro del Forum Cultural Guanajuato, el arquitecto estadounidense Didi Pei, hijo y colaborador del eminente ganador del Premio Pritzker de origen chino I.M. Pei, especialmente célebre por su expansión del Museo del Louvre, en Francia.
La biblioteca resguarda y moviliza actualmente más de 200 mil volúmenes, repartidos en sus seis salas de atención a los lectores: general, publicaciones periódicas y comicteca, infantil y bebeteca, Braille, fondos especiales y ciudadanía digital, que engloba su acervo audiovisual y su área de acceso a Internet.
Desde sus primeros días, la biblioteca conjuntó los acervos físicos y digitales, buscando siempre atender los más diversos intereses de la población, procurando materiales de valía y vigencia en todas las áreas del conocimiento.
La Biblioteca Central Estatal fue de las primeras en contar con acervos específicos en Braille y para propiciar el acercamiento a los libros a infantes de menos de un año en su bebeteca. Fue también la primera del país en tener una comicteca pública, con más de 2 mil volúmenes de cómic y novela gráfica, la cual se inauguró en 2015.
Más recientemente, a comienzos de este año, puso en línea la Biblioteca Digital con más de 600 títulos universitarios y técnicos, los cuales se pueden consultar de manera integral, gratuita y remota desde cualquier punto del estado.
En su sección de fondos especiales, la Biblioteca Central resguarda la biblioteca personal del pensador, antropólogo y lingüista leonés Wigberto Jiménez Moreno, así como la biblioteca de la Mtra. María Esther Ciancas, especializada en arte, y parte de la biblioteca personal del lingüista Mauricio Swadesh y de la primer lingüista mexicana Evangelina Arana.
A partir de estos fondos se han nutrido al menos cinco investigaciones académicas y se han producido siete publicaciones, la más reciente de las cuales es la reedición de “Brevísimo resumen de historia antigua de Guanajuato”, de Wigberto Jiménez Moreno.
La Biblioteca es también un referente regional en las áreas de equidad, inclusión, atención a la diversidad, fortalecimiento de la oralidad, procesos lectores, poética y multimedia. Desde su Sala Braille se ha brindado apoyo formativo a ciegos y débiles visuales y desde la Sala Infantil se ha promovido la formación de niños narradores.
El recinto ha sido sede de diplomados en literatura y es un laboratorio permanente de procesos lectores, que ha acogido congresos, seminarios y talleres. También ha sido un epicentro de la transdisciplina poética y literaria, con creadores como Roció Cerón, Alberto Chimal, Raquel Castro o Paul León Morales.
Desde su apertura, la Biblioteca Central Estatal ha recibido más de 2 millones 800 mil usuarios; ha organizado más de 30 mil actividades artísticas, literarias y de formación y ha ofrecido libros en préstamo 4 millones de veces.
En estos 15 años, la biblioteca ha experimentado transformaciones en las formas de habitarla por parte de sus usuarios y transiciones en las maneras en que la lectura ha ido ganando espacios en los materiales digitales. Así como algunos lectores migraron hacia formatos digitales (desde libros electrónicos hasta audiolibros), también se fortalecieron comunidades que requerían un espacio para compartir sus intereses y generar proyectos y actividades en diferentes áreas de conocimiento: escritura creativa, círculos de lectura, talleres literarios y de divulgación de las ciencias; convirtiendo a la Central Estatal en un espacio dinámico y vivo.