León, Gto., a 29 de mayo del 2019.- “Lo veo viable y necesario (que los trabajadores concluyan su educación básica), porque la mayoría de gente que labora en el ramo del calzado no tuvo estudios, no alcanzó a terminar primaria y secundaria, entonces éste es un gran apoyo para ellos, ésto les puede ayudar a dar un brinco en sus vidas”.
Así fue como el director general de una empresa de calzado ubicada en la ciudad de León, Noé Rodríguez Rivera, calificó al programa del Instituto de Alfabetización y Educación Básica para Adultos (INAEBA), que permite la certificación de los empleados, facilitando la incorporación y aplicación de exámenes de conocimientos en sus propios lugares de trabajo.
Entrevistado tras la entrega de 42 certificados digitales con validez oficial del INAEBA a su personal, de los cuales 38 correspondieron a secundaria y 4 a primaria, el director de esta empresa dedicada a la elaboración de calzado para niño y caballero, destacó que ante las nuevas exigencias del mercado, sólo los trabajadores más preparados podrán sobresalir y encontrar mejores oportunidades laborales.
Recordó que su empresa que comenzó como un pequeño taller familiar, hoy fabrica 60 mil pares a la semana gracias a la profesionalización que también permite crecer a los empleados que buscan superarse, lo cual no debe ser tomado como un riesgo de fuga de capital humano.
“Empezamos a trabajar hace 22 años, sacando 13 parecitos, 50 parecitos; yo los montaba y mi esposa me ayudaba a adornarlos, y de ahí hasta la fecha no hemos parado. Yo creo que si la empresa sigue sólida, creciendo y dándole oportunidades al trabajador, él se va a ir preparando pero para desempeñar algo más aquí, buscar la oportunidad en ella porque la está viendo que sigue creciendo”, afirmó Noé Rodríguez.
Entre los trabajadores que obtuvieron su certificado de secundaria, se encuentra Maggy Facio Galván, quien trabaja en el área de corte desde hace 2 años. Tiene 29 años y es jefa de familia.
“Yo a los niños les digo que estudien para que no estén como yo, parados todo el día y para exigirles a ellos yo (necesito) tener tan siquiera la secundaria. El niño dice que quiere ser policía y le digo que de todos modos tiene qué estudiar. Y sí me decía: tú ni acabaste nada mamá, y yo: ¡cómo de que no, ya le puedo enseñar mi certificado!”, aseguró contenta.
Otro trabajador que certificó su secundaria es Édgar Reyna Grimaldo, de 27 años. Es pespuntador y su motivación para terminar su escuela fueron sus dos hijos. El más grande de 9 años, quiere ser ingeniero, lo cual lo llena de orgullo, asegura.
Con su certificado en mano, ve incluso una oportunidad de ser promovido a otro puesto con mejores condiciones económicas. Cuando era joven, dejó inconclusos sus estudios y ahora reconoce la importancia de haberlos terminado.
“Yo dije: yo te apoyo padre (con mi trabajo) y él me dijo: estudia y trabaja. Desgraciadamente me gustó más trabajar, tener un pesito en la bolsa, y ahorita digo por qué no estudié, yo sí he llegado a pensar de por qué no estudié, ya tuviera otro puesto”, afirmó.