Guanajuato, Gto. 1 de noviembre del 2018.- Con motivo del día de los fieles difuntos Rosa Ivón Chávez viuda de Manuel Ojeda Ojeda de 52 años de edad, agradeció el proceso de atención recibido en los diez años que su marido permaneció convaleciente en el Hospital Regional de León a causa de una diverticulitis.
Tras recibir tratamiento oportuno por este padecimiento que consiste en el surgimiento de pequeñas protuberancias en forma de saco que se pueden formarse en el revestimiento del aparato digestivo, Manuel Ojeda de oficio abogado falleció el 23 de octubre del 2017.
Hoy su esposa Rosa Ivón Chávez de 48 años de edad, aparte de colocar un altar de muertos en su domicilio para honrar la memoria de Manuel, tomó la decisión de colocar una manta en el exterior del Hospital General de León.
“Excelentes personas, muy profesionales no tenemos mi familia ni la de él nada que objetar, ni que decir porque lo trataron muy bien al igual que el Seguro Popular, fue todo para nosotros excelente su atención”.
Para Rosa Ivón hay que ser agradecidos con el personal que cuida y atiende a los enfermos y aunque algunos fallezcan como su marido, existe la conciencia y gratitud que se hizo lo mejor para salvarle la vida y curarlo.
Su esposo Manuel permaneció varias ocasiones en Terapia Intensiva e Intermedia durante los 10 años de enfermedad hasta que murió el año pasado.
Hoy la que fuera su esposa reconoce que es inevitable recordar la primera vez que llegó con su esposo al Hospital, después de haber visitado un médico privado.
“Por medio de un medico de fuera nos dijo que quizá era algo del estómago grave, no sabíamos, pasaron 15 días y empezó a inflamarse, ya después lo atendieron en el Hospital General de León, tuvo varias cirugías por oclusión intestinal”, recordó.
Agregó que se recibió un trato de lo mejor de parte del personal del tercer piso, especialmente del Dr. Edmundo Rodríguez y Domínguez Garibaldi.
Manuel Ojeda en los últimos siete meses de hospitalización en el nosocomio del 20 de enero, como muchos otros pacientes logró hacer una conexión especial con sus médicos tratantes.
Este vínculo de afectividad incluyó a la esposa de Manuel, quien siempre al igual que sus hijos, amigos y familiares estuvieron al pendiente de su estado de salud.
Por la incapacidad que le provocó la enfermedad en los últimos años de vida, Manuel se dedicó a ayudar a sus hermanos en un negocio particular.
Hoy a un año de su partido su esposa reconoce que en complicado permanecer tanto tiempo en el Hospital porque le vienen recuerdos de tristeza mezclados con momentos de alegría que causaba cuando Manuel libraba una batalla contra su enfermedad, batalla que finalmente perdió.